La formación de un lector se apoya necesariamente en esta primera trama de significados, necesita recuperarla, continuarla, resignificarla. Los primeros cuentos los oímos antes de nacer, la literatura se inscribe así en relatos previos cargados de afectividad y por ello es necesario que llegue en contextos de placer, afecto y encuentro. Volvemos a los Libros  y sus relatos una y otra vez cuando nos hemos vinculado con ellos positivamente en los primeros años de vida. En este sentido la literatura a través de sus textos escritos o de tradición oral, puede ser una anfitriona especial en el proceso de alfabetización. Los libros llegan para permanecer dentro de nosotros cuando es posible notificar e instalar un deseo compartido, también cuando nos vemos reflejados o caracterizados en la trama de un personaje o cuento que nos invita a pensarnos, en aquellos compromisos secretos con la historia donde la lectura.